jueves, 9 de abril de 2009

Una reflexión sobre el multiplicador del gasto

Las recomendaciones de aumento del gasto público deben leerse con cautela

 

Como ahora está de moda escribir en Internet, y como el tema de moda es la crisis, vale la pena detenerse un momento a examinar una pregunta de interés: ¿Cuál es la magnitud del multiplicador del gasto?

De seguro todos los que tenemos la suerte (o la deshonra, a juicio de algunos) de haber estudiado algo de economía, no olvidamos aquella lección en la que nos dijeron: Un incremento en el gasto público lleva a un incremento más que proporcional en el producto interno bruto. Y tampoco olvidamos los ejemplos: La recuperación de Estados Unidos después de la gran depresión, mediante una política de gasto público que alcanza su cima en la segunda Guerra Mundial; la expansión de la economía alemana antes de la misma guerra mediante una política agresiva de gasto público, y la subsecuente aplicación de esta política mediante varios gobiernos.

Ahora, con la crisis resulta que todos somos keynesianos, y si alguien nos pregunta cual es una solución de corto plazo a la crisis, respondemos sin dudar: construyamos puentes, represas, gastemos sin consideración. No importa si el déficit fiscal no es sostenible, no importa si se produce un desplazamiento del sector privado, ahora hay que gastar para salir de la recesión.

Por convincente que parezcan los ejemplos, y por convincente que haya parecido el argumento en la clase de economía, hay que ser cuidadoso al aplicar la lección al momento de diseñar o recomendar política económica. No hay que olvidar que, si se usan mal, es fácil mentir con las matemáticas y afirmar que el multiplicador del gasto puede ser extraordinario,  o mentir con la estadística y decir que si my vecino tiene dos carros y yo no tengo, entonces ambos tenemos uno. Los economistas tenemos una tendencia a sobre simplificar las cosas, que nos puede llevar a conclusiones erróneas.

En un reciente artículo, Robert Barro cuestiona los cálculos del multiplicador del gasto, afirmando que no hay razón alguna para que el equipo económico del presidente Obama trabaje con un multiplicador de 1.5, si al estimar el multiplicador del gasto militar para los últimos episodios de guerra de los Estados Unidos, este multiplicador es de 0.8. Y hay menos razón para que se trabaje con esta cifra si, cuando el autor estima el multiplicador del gasto para tiempos de paz, obtiene un número estadísticamente no significativo.

Otro estudio reciente, citado por Gregory Mankiw y hecho por David y Cristina Romer estima que el multiplicador asociado a una reducción de impuestos es aproximadamente de 3. La conclusión de Mankiw es  you need to go beyond the standard Keynesian model to understand the short-run effects of fiscal policy.

 Si el multiplicador del recorte de impuestos es mayor que el del gasto fiscal, tiene mucho sentido que el gobierno Colombiano presente un presupuesto austero para el 2009, y que, aparte del subsidio a la construcción, se enfoque más en acelerar la ejecución del gasto retrasado que en generar nuevo gasto público. A su vez, tiene muy poco sentido que el único rubro que solicita más gasto sea precisamente el militar, que  no se haga un cambio fuerte en la estructura tributaria encaminado a estimular el consumo, y que se mantenga alto el precio del combustible. Es momento de bajar el IVA, de hacer reducciones de impuestos, y de ser cuidadosos al momento de ejecutar nuevo gasto público, sin tener en la mente que todo nuevo gasto debe ser aprobado.

Los economistas estamos equipados con una asombrosa cantidad de herramientas para examinar los efectos de las políticas públicas. Casarse con una única doctrina, con un solo modelo, es, más que desaprovechamiento, ignorancia. Tenemos suerte al estar en un debate permanente, que puede abrirnos los ojos para ver más claramente los problemas y tomar mejores decisiones.

4 comentarios:

  1. De acuerdo plenamente. A gastar en lo que mueva la economía, que implique efectos de largo plazo (como la infraestructura primordial) y a reducir impuestos que muevan la demanda. Pero, ¿más subvenciones?, ¿cuál es la realidad sobre las mismas?, ¿hay un efecto neto positivo sobre la sociedad?, ¿sí hemos visto mayor contratación?

    ResponderEliminar
  2. Ok, de acuerdo. Pero pienso que también se debe tener en cuenta la magnitud de la brecha entre el PIB real y el PIB de pleno empleo. Determinar la magnitud del gasto público es una decisión de política exógena. Y no olvidemos el multiplicador de los impuestos, que aunque por nuestras clases sabemos que el "multiplicador de Haavelmo", es decir, el efecto conjunto, es beneficioso, ya que el multiplicador del gasto aumenta mas que proporcionalmente la Producción, como dice Jorge. Pero, si los impuestos son progresivos, sabemos también, que la pendiente de la demanda agregada cambia, y por ende, se afectan la PMC y el Efecto Multiplicador.

    ResponderEliminar
  3. Lean este articulo: http://www.nolanchart.com/article5796.html

    ResponderEliminar
  4. una consulta por favor: Si el multiplicador es 2 significa que:
    a) Por cada unidad que aumente la demanda autonoma, la produccion aumenta 2 veces
    b) Por cada unidad que aumente la produccion, la demanda autonoma aumenta 2 veces
    c) Tanto la produccion como la demanda autonoma aumentaran 2 veces
    d) la demanda autonoma aumentara 2 veces, pero la produccion no varia.

    Gracias por la ayuda anticipada que me podrian dar.

    ResponderEliminar