martes, 29 de septiembre de 2009

Todos quieren hacer complejidad

Este artículo tiene como objeto analizar de manera más responsable y profunda el informe que Pablo Correa realizó para el periódico El Espectador sobre la conferencia del físico Neil Johnson en la Universidad de los Andes acerca de la Teoría de la Complejidad y la relevancia que ésta podría significar para la eficiencia dentro de conflictos bélicos como el colombiano.

Inicialmente, quisiéramos precisar que la Complejidad como estudio independiente es resultado de una reciente búsqueda de todas las ciencias por encontrar un nuevo sendero hacia resultados más aplicables y acordes con la realidad, mediante el análisis integral de los fenómenos. Es decir, haciendo uso de consideraciones multidisciplinarías que aporten ideas más consecuentes, con el devenir de la sociedad, de las que el principio ergódico de un estudio científico podría describir por si sólo. Pero sería, ciertamente, plausible preguntarse ¿Por qué surgió esta necesidad? Y en este caso es sorprendente iniciar esta breve explicación argumentando que la respuesta a dicha pregunta es menos “compleja” de lo que se esperaría.

Para esto es suficiente con recordar el viaje que cada uno de nosotros emprende cada mañana hacia su lugar de trabajo o estudio, normalmente hacemos uso de nuestros conocimientos a priori y de las relaciones lógicas con el fin de estimar el tiempo necesario para lograr nuestro objetivo, y aunque este calculo muchas veces funciona, en muchas otras no lo hace: un evento inesperado. Allí nace la Complejidad, para explicarnos las razones que impidieron el éxito de nuestra predicción sobre el tráfico del día según la hora y la distancia. Así mismo, le pasa a la ciencia, porque esta tiene como paradigma entender la realidad en la que se desenvuelve el ser humano para predecir las situaciones en las que este se pueda ver involucrado, y dentro de este proceso, al igual que en nuestra predicción matutina, es necesario hacer supuestos, limitar la realidad e intentar predecir el futuro. El problema nace cuando el error nos recuerda que la existencia humana esta impregnada de incertidumbre y aunque nuestros modelos o supuestos logren amortiguar su impacto esta no se puede eliminar del todo.

De manera que, la Teoría de la Complejidad encuentra su naturaleza en intentar explicar lo que no se tenía previsto, lo que no era lógico, lo irracional dentro de un modelo y para ello concibe el mundo como un conjunto de sistemas informativos que armonizan y chocan simultáneamente. En pocas palabras, estudia las situaciones en las que la trayectoria esperada no se cumple como un trancón, como una emboscada, como la inestabilidad del dólar, como la gripe H1N1, es decir como un fenómeno emergente.

Entonces, dadas estas precisiones, se hace nuevamente relevante hablar del conflicto armado para el caso colombiano. Para esto recordaremos la pregunta planteada por Pablo Correa ¿Podrían los militares predecir el próximo ataque de las FARC? La respuesta correcta es que si el Ejercito Nacional integra un grupo de asesores que manejen temas de militares, de Teoría de Juegos y de Complejidad, probablemente si. Pero, como última pregunta al lector quisiéramos plantear lo siguiente: si la guerrilla de las FARC contratara un grupo de inteligencia militar equivalente ¿Podrían las FARC predecir el próximo ataque del Ejercito Nacional? Probablemente sí. El 2.5 de pendiente que describe las guerras modernas estudiadas por Johnson es, verdaderamente, un éxito de la Complejidad debido a que es un patrón dentro de los fenómenos inesperados de la guerra. “No importa si ocurren en Senegal, Irak, Colombia, Afganistán, Perú, Israel, Indonesia o Sierra Leona, son la misma guerra. Un mismo patrón matemático las explica”, dice el mencionado artículo. Es decir, al encontrar patrones comunes entre los distintos fenómenos a analizar, se pueden reconocer reglas generales que determinan las acciones de los protagonistas de los conflictos, pero es pertinente acudir a la definición de pendiente y recordar que no es otra cosa que el reflejo de un cambio, y que los cambios en la realidad de una guerra son más “complejos” que una pendiente a causa de cosas como la incertidumbre, los fenómenos culturales, los intereses políticos e incluso los cambios climáticos.

Por otro lado, las guerras no son el único campo en donde la complejidad se aplica. El artículo de El Espectador se basa en los trabajos de Niel Johnson, un físico que ha logrado avanzar increíblemente en el reconocimiento de patrones y en la predicción. Sin embargo, esto es visto desde las ciencias naturales, pero en otras áreas del conocimiento (ej, la economía, la filosofía, la política, el derecho) cada rama de estudios se fue formando de manera distinta a lo largo del tiempo, y ahora todos hacemos ciencias de agentes representativos

Finalmente, como grupo estudiantil de investigación en complejidad de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario queremos enfatizar en que el mensaje a transmitir con este articulo es que la incertidumbre que asedia la realidad jamás permitirá una respuesta responsable que no implique la palabra “probablemente” o de lo contrario estaríamos, en términos de guerras, ante el fin del mundo o la paz mundial. He aquí la respuesta a la peligrosidad de la información que hacia el autor al conferencista Neil Johnson y una explicación al titulo de este articulo porque de ser mal interpretada la Teoría de la Complejidad, de manera simplista se creería en milagros predictivos que esta no puede asegurar y entonces lograríamos un mundo irónicamente irreal en el que “Todos quieren hacer Complejidad”.

Pablo Duarte
Carlos Murcia

Bogotá, Colombia.

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