sábado, 19 de septiembre de 2009

¿Elefantes Blancos? Los quioscos de ventas en Bogotá.


<< Quioscos de Transmilenio. En la estación de Alcalá de Transmilenio hay 3 módulos. Cada módulo atendería a 4 vendedores. Foto: Paul.
El gobierno distrital se mostró dispuesto a abordar un problema serio con una medida bastante acertada: las ventas informales y la ocupación del espacio público mediante la adecuación de espacios. La solución es altamente eficiente al mejorar la situación de todos los participantes: los ciudadanos disfrutan tanto de acceso a comestibles como de espacio público organizado y seguro, y los vendedores encuentran seguridad en su actividad. No obstante, es claro que es un problema bien difícil de resolver, tarea que el Instituto para la Economía Solidaria (IPES) ha asumido en gran medida, y parece que la solución hasta el momento ha sido poco satisfactoria.


>> La policía realiza operativos contra vendedores ambulantes en algunos sectores de la ciudad. Foto: El Tiempo .
Las ventas informales son una respuesta al desempleo urbano, este último generado por el desplazamiento forzado y el bajo nivel educativo de los participantes; suele ser una fuente adicional de ingresos (como medida de ajuste a reducciones en el ingreso del hogar) y en algunos casos primaria. Por tal motivo, la represión policial a las ventas informales tiene un profundo impacto social y político sobre la administración distrital, lo que implica la necesidad de una salida más eficiente en tales aspectos: la "semi-formalización".

En Bogotá, se han creado módulos especializados para las ventas callejeras, quioscos, ubicados en las zonas de mayor afluencia de tráfico. Los módulos fueron diseñados por expertos (en el caso del modelo mariposa, ganó el premio Lápiz de Acero. Ver documento informativo) de tal forma que no contaminaran (en términos de espacio y visión) el espacio público, y son arrendados a los vendedores. Los mismos le ofrecen seguridad a sus productos, regulan la competencia (brindando un mayor margen al vendedor), y ordenan la ciudad.


>> Sólo está activo el módulo contigua al puente. Junto al mismo hay gran cantidad de vendedores informales. Foto: Paul.
Por otra parte, en la realidad, poco de esto parece funcionar. Lo experto de los creadores los quioscos está entre dicho. Los módulos de las estaciones de Transmilenio no son más que un anaquel con candado, no ofrecen protección contra la lluvia, el sol, ni siquiera tienen una silla para que el vendedor espere pacientemente. Son tan ineficientes, que en estos momentos no se paga arriendo y son prestados a los vendedores. En la estación de Alcalá (Autopista Norte con calle 138) puede verse un grupo de 6 quioscos con 4 de ellos vacíos y una aglomeración de carritos de ventas en la escalera. Una vendedora resume la historia: "la gente le compra más a los del puente porque creen que es más barato, lo cuál no es cierto porque vienen los mismos distribuidores, además, allí pueden escampar cuando llueve mientras nosotros nos mojamos (...) a veces no se vende nada, ni para el almuerzo".



<< Quioscos del IPES. Son muy bonitos, caros, y especialmente diseñados para el verano bogotano.
Por el lado de las "mariposas", quioscos dobles ("Kiosko de ventas en el espacio público", según sus creadores), la situación no es muy diferente. Fueron re-ubicados varios y algunos todavía se ven cerrados. Los vendedores afirman que las ventas no fueron lo esperado y en estos casos tenían que pagar arriendo y un ahorro programado; la situación cambió y ya no se requiere de ahorro y el arriendo es simbólico (El Tiempo ). Estos quioscos vienen con una silla y con energía eléctrica, son igualmente mal diseñados para el clima capitalino (lluvia-sol-lluvia. Si alguien encuentra la palabra lluvia o clima en el documento...) pero en la mayoría de los casos un parasol gigante ha sido adaptado para solucionar el error. Se encuentra que hay una gran variabilidad: algunos tienen una gran cantidad de ventas y otros casi ninguna, en general, depende de la ubicación y la competencia de los vendedores informales tradicionales y sus chazas.

Es claro que el programa debe continuarse e ir aprendiendo sobre la marcha, como lo ha hecho últimamente y por el cuál hemos visto una mejoría gradual en la situación de los vendedores de dichos quioscos. No obstante, los quioscos no serán una solución viable mientras no exista un costos serio a los vendedores que no acojan las medidas garantizando el "monopolio de espacio público" (mejorar los beneficios de ser usuario); una mezcla de "garrote y zanahoria". Por otra parte, el IPES debería volver a los planes de condicionamiento para entregar los quioscos (sólo viable si se aplica lo anterior), dado que las ventas informales deben ser un "último recurso" para un hogar en situaciones de choques sobre sus ingresos y gastos: el condicionamiento debe ir dirigido a conseguir aumentar la capacidad productiva de los hogares (educación y ahorro).

Por último, parece común la construcción de elementos urbanísticos hermosos pero inútiles, lo cuál es preocupante. El mejor ejemplo son los parqueaderos para bicicletas contiguos a los quioscos... llevan un año y medio pagando celaduría y aún no han sido abiertos al público. ¿Qué pasa? Según dicen, no hay quién los quiera operar, lo raro es que sí son muchos los que lo quieren usar (El Tiempo ).


Parqueadero de bicicletas y baño público en la estación de Alcalá. Foto: Paul



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