miércoles, 18 de noviembre de 2009

LOS INCENTIVOS NO SON LOS ÚNICOS CULPABLES DE UNA MALA EDUCACIÓN.


La sociedad colombiana ha dejado de lado la discusión sobre evaluación de la educación y quienes se han atrevido a investigar y a dar conclusiones sobre esto no tienen un criterio único para decir por qué la educación es buena o mala y se aventuran a decir que no hay estándares que van más allá de la persona, apuntándole a sus necesidades e incentivos para educarse con o sin calidad.

Pero miremos cómo y dónde comienzan los problemas de calidad en educación.

En Colombia hay un mal manejo, por no decir nulo debate sobre educación. Hay carencia de debates de este tema en el congreso, la presidencia y hasta en los medio de comunicación.

Lo que esta sucediendo no es un problema de ahora, esto no se le puede atribuir a este gobierno ni al anterior, sino a todos por igual. La perdida de debates sea del tema que sea no es un problema de corto plazo, es más me atrevo a decir que el debate ausente no es el debate que se pierde sino el que nunca se ha creado.

Lo único a lo que se puede recurrir para tener elementos de juicio sobre la labor en educación de los gobiernos departamentales o del central es el índice de cobertura y la capacidad que tiene cada región para acoger a sus jóvenes en aulas de clase; si nos fijáramos únicamente en cobertura se diría que todo esta bien, el Ministerio de Educación se ha encargado de recoger datos y hacer sus estadísticas sobre cobertura (las cuales se pueden consultar en la página de internet del ministerio) teniendo con ellas un balance positivo de la educación en Colombia ya que estas dan como resultado tasas de cobertura superiores al 80%.

Lo anterior es bueno, pero cabe recordar que la valoración del sistema educativo no solo se centra en la cobertura de un país para educar a sus jóvenes o niños. Los análisis también deben ir enfocados a la calidad de la enseñanza y su impacto social.

Y es acá donde se ve el primer fallo del ministerio, no hay un estudio concreto que apunte a decir como va la calidad en educación, afirmando únicamente que el ICFES es la autoridad máxima para decir si vamos bien o mal, desconociendo pruebas internacionales para que estas nos digan como vamos respecto al mundo. Cabe resaltar que se han realizado ofreciendo calificaciones no muy satisfactorias (se pueden ver en el sitio virtual del ICFES en la sección de evaluaciones internacionales) pero son pruebas que dejaron de aplicarse.

Trabajos realizados que se han enfocado a mirar los índices de calidad en Colombia concluyen que la calidad de la educación en el país está muy por debajo de lo que se necesita si se pretende tener una sociedad con más oportunidades y con una menor brecha entre distinción de clases sociales. Documentos como el de Gaviria y Barrientos en 2001 quienes quisieron hacer un análisis del entorno del estudiante y como este afectaba la calidad de la persona, planteando algo muy importante y a la vez preocupante: los incentivos.

Y es que en economía de la educación como en la vida existen incentivos para hacer o no hacer algo y estos no se pueden dejar de lado y mucho menos a la hora de estudiar a las personas y su comportamiento en la sociedad, a lo que me opongo es que se cree el argumento y se promueva como único causante de la deficiencia en educación, haciendo la analogía del comercial “HAY CIERTAS COSAS QUE EL DINERO NO PUEDE COMPRAR, PARA TODO LO DEMAS EXISTE MASTERCARD” sería “HAY CIERTAS COSAS QUE LOS ESTUDIOS PUEDEN DETERMINAR, PARA TODO LO DEMÁS EXISTEN INCENTIVOS”.

El trabajo anteriormente nombrado decía en una de sus conclusiones que la inversión en infraestructura es buena y debe ir acompañada por capacitación hacia la planta de docentes y una reestructuración de la organización de los entes que vigilan al sistema educativo nacional, algo que nadie discute, pero también afirmaban que era necesario cambiar el sistema de incentivos de los colegios públicos siendo estos los que acogen a un grueso de la población y que en su mayoría es población vulnerable.

Y es este punto en especial al que se le pueden hacer comentarios, como mencione no es una oposición a los incentivos y a su desconocimiento, pero es que no todo se le puede atribuir a estos y mucho menos si van encaminados hacia instituciones educativas.

En el país del sagrado corazón donde todo es posible, hay que mirar también el otro lado de la moneda, siendo esa cara las personas que acuden a la educación, los estudiantes, preguntándonos cuales son las necesidades socioeconómicas de un niño o un joven de un estrato 1 o 2 y su entorno cultural, porque si vamos a hablar de incentivos tenemos que hacerlo también de los estudiantes y no solo de los colegios.

Donde el debate en y de educación, por parte de quienes en sus manos tienen la dirección de la política educativa, es el que entra a jugar, porque abriendo los espacios para que todas las personas compartan sus ideas y se les tengan en cuenta sus críticas es que se hace un camino para que en la educación no solo se hable de cobertura sino que en un futuro tengamos la oportunidad de hablar y mostrar avances en calidad.

Porque no podemos esperar que a las personas les florezcan incentivos de la noche a la mañana, eso pasa en las películas como “En busca de la felicidad”, y tenemos el problema que los colombianos en su gran mayoría no tienen acceso a ver una película como esta, por ende no les da incentivos para seguir un objetivo y el círculo de incentivos se rompe.

lunes, 12 de octubre de 2009

Premio Nobel de Economía 2009

Fallaron las apuestas, pero uno de los candidatos de la lista anterior ganó. El premio Nobel de Economía 2009 es para Elinor Ostrom (la primera mujer en ganar este Nobel) por su análisis de gobierno económico y el problema de los comunes, y para Oliver Williamson por su análisis de gobierno económico y los límites de la firma.

Más información aquí

jueves, 8 de octubre de 2009

Premio Nobel de Economía 2009: ¡Hagan sus apuestas!

El lunes se anunciará el ganador del premio en economía del Sveriges Riskbank. A continuación se presentan algunos candidatos, después de haber revisado las predicciones que circulan en internet. El orden en el que se presentan es totalmente deliberado. ¡ Hagan sus apuestas !

martes, 29 de septiembre de 2009

Comentario sobre la educación en Colombia. Por Valeria Herrera Salazar


Antes de comenzar esta breve opinión acerca de la educación en Colombia, creo que es importante aclarar algunos conceptos y percepciones según los cuales veo justificada la preocupación que la origina: La educación es un factor de importancia fundamental para la integridad de las personas, para permitirles entrar y valorarse en el mercado laboral, tener un punto de vista crítico frente a las situaciones con las que va a lidiar y sus repercusiones mejoran indudablemente las situaciones de cada país.

En general se estudian dos aspectos que permiten una comparación entre personas con diferentes grados de educación: la calidad y la cantidad de los planteles educativos, la efectividad de la pedagogía y la cobertura. En Colombia, en particular en primaria y secundaria, la cobertura es casi total y al otro extremo se encuentran el preescolar y la educación superior con una cobertura bastante baja. Aunque intuitivamente se podría pensar que el rendimiento es alto en países con niveles educativos con mejor cobertura se concluye en diferentes estudios que se encuentra muy por debajo del promedio mundial y latinoamericano.

Las personas capaces de pagar un colegio privado toman en cuenta solo la opción del colegio privado sin siquiera tomar como una posibilidad un colegio público. Por lo tanto pensar que la escogencia del plantel es una decisión es un error, porque están descartados de inmediato gracias al medio en el que las personas se desarrollan y también se da gracias a las políticas gubernamentales que hacen la idea inasequible. Me refiero al hecho de que no existen colegios públicos para todos, sino que existen donde se necesita educación (para personas de bajo estrato).

Existen políticas mal formuladas, como por ejemplo el escalafón docente que permite la mediocridad de la educación. Si el ministerio de educación define al escalafón como: “Sistema de clasificación de los docentes y directivos docentes de acuerdo con su formación académica, experiencia, responsabilidad, desempeño y superación de competencias, constituyendo los distintos grados y niveles que pueden ir alcanzando durante su vida laboral y que garantizan la permanencia en la carrera docente con base en la idoneidad demostrada en su labor y permitiendo asignar el correspondiente salario profesional. (Art. 8º del Decreto 2277/79).”1 Y es claro que una manera de ascender es gracias a su tiempo de permanencia entonces podemos deducir que no solo permite un educador que no necesita hacer algo más además de mantener su trabajo para que esto se vea reflejado en su salario, sino también en ciertos casos conduce a la mediocridad del profesor, reduciendo la calidad de los colegios.

Aún así encuentro ventajas sustanciales en la educación pública: como la existencia de colegios comunitarios (encargados no solo de la parte educativa sino también de llevar a cabo estrategias para que estudiantes que no pueden acceder a elementos esenciales para un rendimiento promedio o excelente, como lo es un plato de comida, los obtengan). O la exigencia por ley de tener licenciatura para poder ejercer docencia y la financiación del estado traducida en mejores dotaciones para el plantel.

Si el nivel de educación es bajo en cualquier caso (público o privado) y, si solo tomamos primaria y secundaria, donde la cobertura es realmente buena en Colombia, entonces en estos casos (primaria y secundaria) podemos desechar la idea de diferencia en calidad y cantidad y centrarnos en la existencia de una mayor relación entre nivel económico de la familia y el colegio. Llevándonos a concluir que no existe una competencia equitativa entre colegios públicos y privados porque existe una división de trabajo: el estado está entendiendo los colegios que él proporciona, no para competir con los privados, sino para solucionar una carencia de establecimiento educativo, basada en el nivel económico de la familia que lo necesita.


Una de las cuestiones que se ve afectada por esta división entre públicos y privados es el ensanchamiento de la desigualdad social. Pero la idea no es crear una educación igual para todos, porque la diversidad en la educación es fundamental para el desarrollo de las personas, una diversidad en el mercado permite elegir la educación más adecuada a la persona, garantizar el derecho a una buena educación y a una libre elección de su profesión. Todavía la elección de una profesión está muy ligada al entorno en el que se crece y ojala el vínculo no desaparezca, pero no existen las mismas oportunidades para todos.

¿Qué hace que no exista todavía esta preocupación? Lo que nos impide avanzar es en parte la política gubernamental pero para cambiar este orden hay que luchar contra las concepciones ya existentes de las personas. No basta con un cambio de políticas, porque cuando este cambio no está ligado a un cambio de actitud de las personas su comportamiento va a tender a estancarse. Si un cambio para bien no está lo suficientemente bien divulgado, no se tiene consciencia de él y no se usa. La construcción de bibliotecas en Bogotá es un buen ejemplo de cómo a través de la propaganda, promoción y en este caso su imponencia en el espacio público se logra llegar al correcto uso de las inversiones en infraestructura. En síntesis, creo que Colombia tiene que preguntarse que tipo de mentalidad o preconcepto es más fácil de cambiar entre las personas de diferentes niveles económicos para fomentar la competencia equitativa entre las instituciones educativas del país.


pero para cambiar este orden hay que luchar contra las concepciones ya existentes de las personas. No basta con un cambio de políticas, porque cuando este cambio no está ligado a un cambio de actitud de las personas su comportamiento va a tender a estancarse. Si un cambio para bien no está lo suficientemente bien divulgado, no se tiene consciencia de él y no se usa. La construcción de bibliotecas en Bogotá es un buen ejemplo de cómo a través de la propaganda, promoción y en este caso su imponencia en el espacio público se logra llegar al correcto uso de las inversiones en infraestructura. En síntesis, creo que Colombia tiene que preguntarse que tipo de mentalidad o preconcepto es más fácil de cambiar entre las personas de diferentes niveles económicos para fomentar la competencia equitativa entre las instituciones educativas del país.

Valeria Herrera Salazar
Grupo de Educación
Semillero Investigación Los Apóstoles del Buen Gusto
Facultad de Economía, Universidad del Rosario