jueves, 7 de enero de 2010

Bicitaxis, ¿legalizar o no legalizar?


<< El mundo desde un bicitaxi en la 150 con Autopista, a la salida de la estación de TM de la Calle 146. Fuente: Archivo Propio.
La Alcaldía Mayor de Bogotá dice: "La prestación del servicio público de transporte en los denominados y mal llamados "Tricimoviles", Bicitaxis" y/o "Mototaxis" es ilegal por cuanto éste no se encuentra autorizado por la autoridad competente" (SDM. Bogota.gov.co). La postura oficial es una discusión de ya varios años y aunque la ciudad no el principal  protagonista, en el concejo distrital se ha visto más de un proyecto que busca reglamentar la actividad. En este caso, como en muchos otros de las denominadas “actividades informales”, la actividad ha venido creciendo a grandes pasos a pesar de la prohibición y la postura real de las autoridades es la tolerancia. De ser un servicio exclusivo de las localidades más pobres, los ‘bicitaxis’ están ya en las estaciones de Transmilenio con mayor afluencia en la ciudad, convirtiéndose en una pieza ‘informal’ del sistema de transporte masivo de la capital (Plaza Capital). ¿Cómo explicar este fenómeno?
Los ‘bicitaxis’, como cualquier actividad ‘informal’, responden a una necesidad pero sin cumplir con la reglamentación vigente. El servicio de transporte público de la ciudad es un sistema privado de competencia, por lo que responde a la demanda: si un recorrido no resulta rentable no hay servicio, y si lo es, se presenta congestión. Los ‘bicitaxis’ cubren distancias cortas que no son rentables para los buses (de la estación de Transmilenio a la puerta de la casa) a un menor precio que un taxi. Adicionalmente, la relativa facilidad para ingresar al sistema permite que personal no calificado encuentre en la prestación de este servicio una alternativa para aumentar los ingresos familiares. Y como último punto, los ‘bicitaxis’ desarrollan servicios adicionales como talleres, comercialización de repuestos y ensamblaje. Son un sistema de transporte limpio y que no genera mayor ruido, lo que lo hace apto para las zonas residenciales.
 ¿Qué lo hace ‘informal’, por no decir ilegal? La alcaldía responde que los triciclos no fueron diseñados para ese fin y no cumplen con la reglamentación del ministerio de transporte que hace inviable jurídicamente reglamentar la actividad (Ley 336/1996). El principal argumento que se puede ver en los medios de comunicación es la seguridad: un ‘bicitaxi’ no puede brindar las medidas de seguridad necesarias (cualquiera que se haya montado en uno es testigo de su fragilidad ante un choque con un automotor). No obstante, es claro que detrás hay muchas fuerzas y grupos de interés que bloquean efectivamente su reglamentación. Los medios alternativos de transporte se pueden encontrar fácilmente y desde hace décadas en ciudades como Calcuta, pero también en urbes occidentales como Londres o Barcelona. Los ‘bicitaxis’ europeos son bastante sofisticados y cuentan motores eléctricos para asistir en pendientes y en el arranque.



>>Alameda en el sur de la ciudad (Cll 41Sur). Las alamedas en Bosa son una 'troncal' para los bicitaxis que abundan en esta localidad. Fuente: Oscar Edmundo Diaz. Flirck.


¿En resumen? Es cierto que es un sistema ecológico y que promueve el empleo, pero es cierto que transitando por avenidas es muy inseguro. No es “la” solución óptima dado que para satisfacer la demanda de las estaciones de Transmilenio se requeriría un número grande de vehículos que probablemente crearían congestión. En varias estaciones de Transmilenio los bicitaxis atienden al público junto a taxis y colectivos (piratas, autorizados o del mismo sistema). La solución final al problema debe ser la reglamentación del servicio para que se cumplan requisitos tecno-mecánicos por parte de los triciclos, un sistema formal de contratación de los conductores y para que cubran rutas donde en efecto la demanda no haga rentable un servicio de bus alimentador pago. Los bicitaxis podrían entrar a funcionar sin problemas en las grandes alamedas públicas y las vías residenciales donde no generen impacto sobre las vías, polución ni ruido.
El camino es largo y hay mucho por “pedalear” aún. Esta clase de soluciones no son casi nunca lo que ningún grupo desea, porque legaliza la competencia para el potente grupo transportador pero a la vez no permite el servicio sin requisitos ni requerimientos que hoy en día enriquece a muchos dueños de los triciclos a costa de sus necesitados conductores. Lo difícil, como siempre, es quién está dispuesto a ceder y quién está dispuesto a hacer ceder a los actores. Ahí es donde entra a jugar nuestra democracia.

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